William Garner Sutherland, el novador
Originario del Middle West americano, William Sutherland (1873-1954), en un principio no se encamina hacia la carrera médica. Comienza su vida profesional como aprendiz en un taller/estudio de una imprenta, después se convierte en periodista.
Es como periodista que oye hablar de la osteopatía en el año 1897.
Los propósitos que le llegan parecen tan contradictorios que decide ir a la escuela de Kirksville para darse cuenta por sí mismo.
Le impresiona particularmente lo que ve – el número de pacientes que vienen de todas partes así como la calidad de los tratamientos y los resultados obtenidos. Es así como decide ser osteópata.
Comienza su formación en 1898 y recibe su título de las mismas manos de Still en 1900.
Es durante sus estudios que se queda parado ante un espécimen de cráneo semi-desarticulado y que se topa con una intuición que lo atormentará durante toda su vida : las disposiciones anatómicas de las estructuras craneales parecen indicar la existencia de un movimiento entre ellas. Llamará esa intuición La loca idea. Tardará más de veinte años en aceptar la idea y en lanzarse en un estudio exhaustivo de la anatomía del sistema óseo craneal a fin de/con la finalidad de determinar la veracidad de su intuición.
En 1939, publica una corta monografía The Cranial Bowl (La Copa Craneal), en la cual expone la teoría del posible movimiento de los huesos del cráneo. Desarrolla en ella su visión mecanicista del cráneo. Este libro no tendrá ningún éxito y despertará muy poco interés en los profesionales de su época.
Sus investigaciones le llevarán a desarrollar lo que llamamos la osteopatía craneal, la cual se funda sobre el reconocimiento de la movilidad microscópica de cualquier estructura viva y en su aplicación principal en el campo craneal. Pone énfasis en el trabajo que utiliza la potencia interna del sistema vivo más bien que la aplicación de fuerzas externas :
« Permitir al la función vital interna
manifestar su potencia infalible,
antes que aplicar una fuerza
ciega que viene desde el exterior. »[2]
Todavía controvertido hoy en día, este abordaje permite tratar numerosos problemas que las técnicas osteopáticas clásicas no permiten resolver, principalmente en los niños pequeños.
[2] W.G. Sutherland, La Coupe Crânienne (La copa craneal), 2002, p. 115.